lunes, 9 de abril de 2012

Una Nueva Primavera Arabe

Una nueva "primavera árabe" amenaza al mundo
Por Thomas L. Friedman | The New York Times
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NUEVA YORK.- ¿No es interesante que en Túnez la "primavera árabe" haya comenzado con un vendedor de frutas acosado por la policía por no tener permiso para vender alimentos, justo en tiempos en que el precio mundial de los alimentos alcanza niveles récord?

¿Y que en Siria haya comenzado con los agricultores de Deraa y su reclamo para poder vender y comprar tierras cerca de la frontera sin tener que obtener un permiso de las corruptas fuerzas de seguridad?

¿Y que en Yemen -que al parecer será el primer país del mundo en quedarse sin agua- se haya disparado por una lista de quejas contra un gobierno inepto, entre las cuales se destacaba que sus funcionarios perforaban pozos de agua en sus jardines, cuando el gobierno supuestamente debía impedir la explotación ilegal de ese recurso?

Todas estas disputas por la tierra, el agua y los alimentos indican algo: que el despertar árabe no cobró impulso por tensiones solamente políticas y económicas, sino también por otras menos visibles de tipo ambiental, poblacional y climática. Si nos enfocamos en las primeras y no en las últimas, jamás podremos colaborar en la estabilización de esas sociedades.

Tomemos el caso de Siria. "Los actuales disturbios sociales en Siria, en su significado más directo, representan una reacción contra un régimen brutal e intocable", escribieron Francesco Femia y Caitlin Werrell, en un informe para su Centro para el Clima y la Seguridad, en Washington. "Sin embargo, ésa no es la historia completa. Durante los últimos años, se han producido cambios sociales, económicos, medioambientales y climáticos que han desgastado el contrato social. Si la comunidad internacional y la futura clase dirigente de Siria quieren enfrentar y resolver las causas de los disturbios, deberían estudiar esos cambios en mayor profundidad."

VULNERABILIDAD

Femia y Werrell señalan que, desde noviembre de 2006, el 60% del territorio sirio sufrió una de las peores sequías y seguidillas de malas cosechas de su historia. "Según el Informe de Evaluación Mundial de Reducción de Riesgo de Desastre, el 75% de los sirios más vulnerables que dependen de la agricultura sufrió la pérdida total de su cosecha. Los pastores del Nordeste perdieron el 85% de su ganado, con impacto en las vidas de 1,3 millones de personas." La ONU dijo que unos 800.000 sirios perdieron su fuente de sustento por esas sequías.

"Si las proyecciones mantienen su rumbo, la situación de sequía en Africa del Norte y Medio Oriente irá empeorando gradualmente, y presenciaremos un ciclo tras otro de inestabilidad social, que podría ser el caldo de cultivo de futuras respuestas autoritarias", analiza Femia. "Si quiere quedar del lado correcto de la historia, Estados Unidos tiene alternativas de acción en el mundo árabe. Una es apoyar con contundencia los movimientos prodemocráticos." La otra es invertir en infraestructura adaptable al clima y en mejoras en el manejo del agua, para que esos países tengan mayor capacidad de respuesta en épocas de cambios climáticos.

Un estudio de la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos reveló que las sequías invernales en Medio Oriente -cuando esa región recibe tradicionalmente las mayores precipitaciones- son cada vez más frecuentes.

Son malas noticias, sobre todo cuando se consideran las otras tensiones. Nafeez Mosaddeq Ahmed, director del Instituto de Investigación y Desarrollo de Políticas, escribió en febrero que 12 de los 15 países más necesitados de agua en el mundo están en Medio Oriente, y que después de tres décadas de un explosivo crecimiento poblacional, esos países "se encaminan a una dramática profundización de su problema". Según Ahmed, un estudio del Ministerio de Defensa británico pronostica que "para 2030, la población de Medio Oriente habrá aumentado un 132% y generará una «masa joven» sin precedente".

Y muchas más bocas que alimentar con menos agua que nunca. Tal como señala Lester Brown, presidente del Instituto de Políticas para la Tierra, hace 20 años y utilizando tecnología petrolera, los sauditas sacaron provecho de un acuífero sepultado a gran profundidad para producir trigo con riego artificial, y así lograron ser autosuficientes. Pero el acuífero ya casi se acabó, así como la producción de trigo. Ahora invierten en cultivos en Etiopía y en Sudán, pero eso implica que deberán quitarle para el riego más agua del Nilo a Egipto, cuyo fecundo Delta ya es muy vulnerable.

Si uno quiere saber "cuáles son hoy las verdaderas amenazas a nuestra seguridad", escribió Brown, "la lista la encabezan el cambio climático, el crecimiento poblacional, la escasez de agua, el aumento del precio de los alimentos y los Estados fallidos. Y como la lista de estos últimos sigue creciendo, ¿cuántos Estados fallidos más se producirán hasta que falle la civilización y todo se desencadene?".

Nos queda la esperanza de no llegar a tanto. Pero, de todos modos, no deberíamos olvidar la frase atribuida a León Trotsky: "Tal vez la guerra no te interesa, pero la guerra se interesa en vos". Por eso, tal vez, no nos interese el cambio climático, pero el cambio climático se interesa en nosotros.

Amigos, esto no es broma. Nosotros y los árabes debemos descubrir -y rápido- más maneras de colaborar para mitigar donde se pueda las amenazas climáticas, y para generar mayor capacidad de respuesta y recuperación allí donde no puedan mitigarse. Dentro de 20 años es probable que no hablemos de otra cosa.

Traducción de Jaime Arrambide .

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